Diario
7ª etapa
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Miércoles 07/07/04
Suena
el despertador del móvil a las 6h y 45 min., pero desde hace rato estoy
despierto, ya que uno de los peregrinos está preparando para salir y
me ha despertado con su respiración muy ruidosa (estilo de mi cuñado
Juan Manuel). Empiezo a preparar y cuando voy a meter las cosas en las alforjas,
me doy cuenta de que la rueda delantera está pinchada (igual que ayer).
Saco la bici al exterior y entre arreglar el pinchazo, y arreglar las cámaras
pinchadas,cuando voy saliendo son las 8 h y 45 min. La salida muy bien y al
poco de entrar en una zona de pinares me encuentro con una pintoresca cruz de
madera de pino junto a un chozo de ramas. A partir de aquí, el camino
transcurre por una ancha vía pecuaria, donde me encuentro con un rebaño
de reses bravas (otro más) que ocupan gran parte del camino, por lo que
me detengo a quitarme el quitavientos rojo que llevo (la mañana está
bastante fría) y doy un enorme rodeo sin quitar ojo a las reses y al
alcornoque más próximo. En este tramo, las flechas amarillas coinciden
con las blancas y rojas de los senderos de largo recorrido.
A llegar
a un cruce, observo una flecha amarilla en un cartel que indica hacia la izquierda,
a Navarredonda, y como este pueblo no aparece en ninguna de mis guías,
lo ignoro y continuo de frente. Tras hacer unos 3 ó 4 km, observo que
las guías no coinciden con el camino, además de no haber visto
ninguna flecha amarilla más, por lo que supongo que el camino no debe
ser por aquí, por lo vuelta atrás y desandar el camino (6 o´7
km a la basura).
Retomo
el camino a la izquierda que dejé atrás y empiezo la subida al
Pico de la Dueña y Cruz de San Jorge. Dificultosa subida, prácticamente
campo a través, ya que no puedo calificar el camino ni siquiera como
una senda. Llego hasta unas cruces de madera, y pienso, con alegria, que ya
he llegado al alto, pero observo entre la niebla, que la senda sigue subiendo,
por lo que caigo en la cuenta de que aún no he llegado a la cumbre. Vuelvo
a subir y, al poco rato, alcanzo al peregrino de la respiración ruidosa.
Me detengo un momento a saludarlo, y me comenta que le extrañaba que
no lo hubiese alcanzado antes; le explico que entre los pinchazos, el rebaño
de reses y la perdida del camino, he perdido mucho tiempo.
Poco
después alcanzo a los otros dos peregrinos de Granada; me bajo y caminando
y charlando con ellos, alcanzo la cumbre (punto más alto de todo la vía
de la Plata y Camino Mozárabe), desde donde se tienen bonitas vistas.
Me despido de los compañeros y tras un bonito descenso, llego a la carretera.
El camino transcurre paralelo a la carretera, por lo que decido continuar por
ella, con el fin de recuperar parte del tiempo perdido. Poc antes de entrar
en San Pedro de Rozados me desvio a la izquierda por una senda en la
que la maleza me llega hasta las rodillas, por lo que pienso que pronto pincharé,
pero no es así y llego al pueblo. Busco el bar el Moreno (amigos de los
peregrinos) y me tomo 2 zumos con un plato de chacinas exquisitas. Estando aquí,
llega otro peregrino, y me pregunto por donde ha venido, ya que no lo he adelantado
por el camino.
Tras
la comida reanudo el camino con la idea de llegar lo antes posible a Salamanca
que está a solo 24 km. El camino hasta allí se me hizo larguísimo,
ya que, el fuerte viento de cara, el frio y el hecho de que se ve la ciudad
desde lejos, pero parece que nunca llega, termina por aburir. Tras atravesar
el río Tormes por el bonito puente romano, entro en Salamanca y como
en Fuenterroble me advirtieron que el albergue (nuevo, ya que no leva abierto
más de una semana) no abre hasta las 5 de la tarde, me dedico a visitar
la ciudad con la bici a cuestas.
Estando
a las puertas de la catedral, se me acerca un sacerdote que debe haber visto
mi vieira, y me pregunta que si soy un peregrino; tras contestarle afirmativamente,me
comenta que es el encargado del museo de la catedral y se brinda a acompañarme
a un paseo por el centro de Salamanca, al tiempo que me explica detalles sobre
la ciudad.
Almierzo
y , tras dar otra vuelta por la ciudad, me voy al albergue. Ducha, colada, descanso
un rato y tras vestirme de paisano, vuelta a la ciudad. Oigo misa en una iglesia
pequeña y redonda (románico), cena, llamada telefónica
a casa y dando un paseo me vuelvo al albergue. En la calle "Rua Mayor"
tengo un agradable encuentro, ya que veo a los cuatro ciclistas mayorquines,
con los que coincidí en Almadén de la Plata y al día siguiente
en Monesterio. Nos saludamos y ellos se van a cenar y yo me vuelvo al albergue.
Aquí me encuentrocon los dos peregrinos granadinos (Franciscos) y el
caminante de la respiración ruidosa. Se nota que son buenos andarines,
ya que se han hecho casi 60 km en la jornada, ya que yo he hecho 63,3 Km (incluido
los km demás por la pérdida). Tras los saludos de rigor a la cama.
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