Diario 13ª etapa

                      Martes 13 /07/04

            Hoy el despertador ha sonado a las 7, pero me hago el remolón un rato, y sobre ñas 7,15 h.me levanto y me encuentro con los últimos peregrinos que van saliendo. Tras el aseo, me pongo a recoger y llego a la conclusión de cada dia que pasa, guardo las cosas peor, pero no por eso más rápido. Cuando voy a colocar las cosas, me encuentro la rueda delantera pinchada (ya van cuatro, tres la delantera y una la trasera); tras guardar el equipaje y el arreglo de la rueda, me voy a tomar fuerzas al mismo bar donde cené la noche anterior (justo en una bocacalle de la Plaza Mayor).
            Son las 9,15 h. cuando voy saliendo, camino del campo de futbol, y, rápidamente, retomo las flechas amarillas que me indican el camino, al principio muy rodador, lo que genera en mi buenas esperanzas, ya que mantengo una buena velocidad; pero no es más que un espejismo, ya que pronto, vuelven los caminos empedrados y en ascenso. Para colmo de males, me encuentro un tramo completamente encharcado y el empedrado no se observa, por lo que no me atrevo a atravesarlo por miedo a encontrar un pedrusco que me tire. Decido hacerlo por la derecha del camino, pero al final, termino embarrado y con los pies mojados. Sigo, a ratos montado y a ratos a pie, y en este trance me encuentro con un rebaño de vacas que vienen hacia mi ocupando todo el camino a cargo de un vaquero (muy raro, ya que csi siempre son las mujeres las que las llevan) que me comenta que unos 100 metros más adelante, el camino mejora, y con esa esperanza sigo, pero esto mejora y empeora con mucha facilidad.
            Por fin, en Pieles, se toma ya una carretera y por ella llego al Monasterio de Oseira a las 11,20 h. Haciendo cuentas, resulta que he hecho 10 km en casi 2 h.. ¡ DESESPERANTE ! Me dedico a visitar los jardines del monasterio, y me acerco a sus puertas con intención de visitarlo, pero no es hora de visita, y para poder hacerlo, tendría que pasar casi toda la mañana aquí. Como mi intención no es esa, recorro los exteriores y me acerco a un bar donde, un par de mujeres ya mayores, me dan un rato de charla y me informan sobre el camino.
            Para salir de aquí, tomo una carretera en subida muy pronunciada (todas las guías y diarios de peregrinos recomiendan hacerlo así para ciclistas y más si llevan alforjas, ya que el camino no es ciclable), y tras llegar al alto, retomo el camino que me sale por la derecha, y poco después, ya por caminos ,llego hasta Vilarello. Tras salir, cojo un camino a la derecha empedrado y enfuerte descenso, comprendido entre dos cercas, y tan estrecho, que apenas quepo yo y la bici con las alforjas (no hay ni que decir tiene, que lo hago andando), aunque es realmente precioso y totalmente cubierto por la vegetación. Después, se vuelve más ancho, pero siguen igual de bonitos y de complicados para la bici, por lo que, a ratos a pie y a ratos montado, llego a Carballediña. Después Outerio y A Gouxa, siendo las 12 de la mañana. Entrando en el pueblo, me encuentro con una pareja de peregrinos con los que coincidí la noche pasada en el albergue de Cea, que van saliendo de un bar.
            - Hola Manuel. ¿Por dónde has venido?
            - Por el camino -. Le repondo yo -. Pero he tardado 3 horas en llegar aquí. Apenas si he podido hacer más de 100 metros montado.
            - Nosotros nos hemos venido acordando de ti, ya que los caminos están muy mal. ¿Y el trozo de bajada entre las cercas?-. Me preguntan.
            - ¡Increible!. Por supuesto andando, pero así y todo no cabiamos los dos-. Les respondo. - Bueno, voy a ver si descanso un poco y tomo algo-. Les contesto.
           - Bueno, hasta la vista y buen camino.
           - Igualmente-. Les contesto.
           Entro en el bar, donde hay unos pocos de hombres, y ninguna mujer, y donde me tomo un par de zumos. Y vuelta al camino. Llego a Viduiero y poco después topo con la N-525, y al ver la hora, observo que es la 1, 15 h. del mediodia, y solo he hecho unos 20 km. en 4 horas. ¡ Una media de 5 km/h !. Por lo que decido continuar por la carretera nacional, con un tráfico enorme y, tras pasar por Lalín, donde están de obras en la carretera, llego a Prados poco antes de las 3 de la tarde, y paro a almorzar allí.
            La comida me la sirve un chico aficionado a la bicicleta de carretera, con el que entablo un rato de agradable conversación; aquí comí una exquisita tarta de Santiago. Tras el almuerzo, harto hasta las narices de malos caminos, decido continuar por carretera. Mi destino, en principio era Ponte Ulla, donde pensaba hacer noche, pero ayer, en el albergue de Cea, una pareja me comentó que habian abierto uno nuevo de la Xunta en Outeiro, en la capilla de Santiaguiño, a unos 5 km pasado Ponte Ulla, y hacia allí me dirijo.
            Al principio, como he dicho por carretera, pero al llegar a Bandeira, harto de coches, retomo el camino, y por él llego a Besteiro, Dornelas,Silva, Castro, y por fin a Ponte Ulla, entrando por un puente antiguo. Estando en él, alcanzo a tres peregrinos, un padre con sus dos hijos (una niña de unos 7 años y un niño algo mayor), cada uno de ellos con su propia mochila; me sorprendo por sus cortas edades, y charlando con ellos me entero de que vienen andando desde Ourense (por lo que llevan en las piernas unos 90 Km); le pregunto al padre:
            -¿Cómo es posible que aguanten tanto?
            - A base de mucha motivación. Además, salimos junto a un grupo de sevillanos, con los que han hecho mucha amistad, y con los que andan picados a ver quién llega antes.- Me responde.
            - ¿Dónde tienes ensado hacer noche?- me pregunta a su vez-.
            - En Outerio, a unos 5 km de aquí, donde han abierto un albergue hace un mes- le respondo.-
            - Pues no tenía noticias de él- me responde- yo tenía pensado quedarme aquí, pero siendo así, me dirigiré a él yo también.-
            - Pues allí nos vemos. Hasta luego.
            A partir de aquí, prosigo mi camino, ya que he hecho la promesa de hacer los ultimos 20 km hasta Santia go a pie. Y de todos modos los habría hecho a pie, ya que todo el camino hasta el albergue, es una dura subida ( en los 5 km se ascienden unos 250 metros de desnivel) por una ancha pista forestal entre eucaliptos.
            Tras dejar la fuente (con una curiosa inscripción) y la ermita de Santiaguiño a la izquierda del camino, por fin llego al albergue que está completamente nuevo. Una recepción, un salón, cocina, dos salones dormitorios y dos baños, todo absolutamente nuevo. ¡MAGNÍFICO!
            Deshago el equipaje, y tras una buena ducha y poner a recargar el móvil, me tiendo en una de las literas a descansar al menos una hora, y después me pongo a escribir estas líneas. Estando en ello, una señora se me acerca para indicarme el móvil ha sonado. Tras comprobarlo, mantenemos una cordial y cómplice conversación sobre las vivencias del camino. Es alicantina y éste es su segundo camino que hace acompañada de su marido y cambiamos impresiones sobre los momentos más entrañables, sobre los amigos que hemos conocido, sobre las dificultades, etc. Me comenta que ha vivido momento intensisimos, que se han reido, que se le han saltado las lagrimas, y todo ello sin motivo aparente; que en otras ocasiones ha mandado callar a su marido, por que la conversación rompía la magia del momento, etc.
            En este tiempo llegan el padre y los dos crios, y más tarde lo hace el grupo de sevillanos.
            Llega el momento de la cena, y como el albergue está en medio de la nada, pues he de desplazarme un km de ida y otro de vuelta (cuesta arriba), por supuesto andando, para ir a cenar. Durante el camino, a lo lejos, observo un importante incendio forestal, así como los aviones y helicópteros que tratan de apagarlo. Tras llegar, ¡ sorpresa !, el bar está cerrado, y se me cae el alma al suelo; veo que los dueños están de limpiando y les pregunto:
            - ¿Está cerrado?
            - Pues si, ya que los mártes es nuestro día de descanso ,- me contestan.-
            - Pues deberian ponerlo ustedes en el cártel que hay en el albergue, ya que desde allí hay un paseo hasta aquí, para encontrarlo cerrado.-
            - No se preocupe usted, que le podemos preparar un bocadillo de lo que usted quiera.-
            Me preparan mi bocadillo y con una cerveza sin alcohol en una bolsa me pongo de nuevo en camino y llegando, me topo con las dos parejas de peregrinos del albergue, que también van a cenar y a los que les cuento lo que me ha acurrido con el bar. Después me entero de que a ellos también les prepararon unos bocadillos.
            Tras la cena, un rato de conversación y a la cama. Mañana será el gran día.

                                                  
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