Diario
11ª etapa
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Domingo 11 /07/04
El
despertador suena a las 7 horas y 10 minutos, pero el dueño me indicó
que antes de las 8 estaría todo cerrado, por lo que me dedico a recoger
y sobre las 8 de la mañana estoy desayunando y a las 8 y 20 minutos voy
saliendo. En mis previsiones, hoy consta como el día más dificil
(he de subir 3 puertos importantes), por lo que me pongo en marcha con la intención
de no dar una pedalada de más (El que guarda, haya).
Antes
de continuar con la narración de mi diário, esconveniente aclarar
(por si a alguien le puede ayudar), que a partir de este punto, es posible seguir
cuatro rutas:
* Las flechas
amarillas, que te llevan por caminos y con muchos tramos no ciclables, y en
bici no es recomendable.
* La
antigua N-525, completamente en desuso, ya que en muchos tramos se encuentra
peor que un mal camino.
* La
actual N-525 con poco tráfico.
* La
autopista.
Mi intención
era salir de Requejo y tomar en cuanto pudiese la antigua N-525, pero como he
opasado la noche a 3 km del pueblo, y no me apetece volver al pueblo, improviso,
y decido continuar por la actual N-525 y en cuanto pueda, tomaré la antigua
N-525. Así lo hago y al cabo de un par de km, me encuentro una flecha
que me señala el camino. Me repito 20 veces "masoca",
porque he dejado la carretera con buen piso, desniveles aceptables y poco tráfico,
por otra carretera con todo el piso levantado y con desniveles bastante mayores.
Después de algunos kms., vuelvo a dar con la actual N-525 y decido continuar
por ella hasta que, tras pasar el túnel, corono el Portillo de Padornelo.
Después
decido coger el camino para llegar al pueblo y vuelvo a equivocarme. Tras pasar
el pueblo, vuelvo a escoger el camino. Si volviese ha hacer el camino, estoy
completamente seguro que volvería a coger aquí el camino. Es uno
de los tramos más bonitos de toda la ruta. Transcurre en un hermoso bosque,
con el suelo completamente poblado de helechos, y no ves por donde caminas,
por lo que, no ves las piedras del camino (muy abundantes). Pero es para hacerlo
andando; yo me caí tres o cuatro veces y tardé en hacer los 8
km. que separan Padornelo de Lubián, más de una hora, y eso que
casi todo el camino es en descenso, excepto al llegar a Lubián. Además,
la señalización aquí es muy deficiente, y existen muchos
cruces no señalizados (al menos yo no vi las señales), por lo
que, la sensación de estar perdido, llega a ser preocupante, máxime
si vas como yo, solo.
Entré
en Lubián y paré en un comercio que tenía de todo y me
tomé un par de acuarius y un dulce; al preguntar por el camino, el dueño
me aconsejó que en bici no era aconsejable bajr hasta el Santuario
de la Tuiza, sino que cogiese directamene la antigua N-525. Y esto es lo
que hago, y de nuevo a subir, en este caso La Portilla de A Canda (1190 m).
Llego bastante cansado, pero contento, ¡he entrado en Galicia!;
la alegría supera el cansancio. Aquí empiezan a verse en los cruces,
las esculturas de Nicanor Carballo, lo que da aún más seguridad.
En el
mismo alto, a la izquierda, las flechas amarillas y la escultura marcan el camino
de descenso; yo decido seguirlo en vez de seguir por la carretera, y tras llegar
a Vilavella, estoy de camino hasta el gorro, por lo que tomo la carretera
y paso por O Pereiro, subo el puerto de O Cañizo, y en
el pueblo, paro a tomar una cerveza, llegando a A Gudiña.
Me
llego hasta el albergue (muy nuevo) donde tenía pensado pernoctar,
pero dado que son solo las 14,30 horas, decido continuar, y le pregunto al encargado:
- ¿qué
tal está el camino hasta Laza? ¿Es muy duro?
- Está
muy bien; no tiene nada que ver con los que has hecho hasta aquí -. Me
contesta.
-
De todas formas me preocupa, ya que son 34 km, y, según tengo entendido,
no hay puntos intermedios donde hacer noche.
- Estás
equivocado, en Campobecerros hay un hostal. Me respondió.
Sin
dudarlo me pongo en camino, con tantas prisas, que ni comí. Tras subir
unos km. por carretera, llego al Alto del Espino (1098 m). Las vistas
desde lo alto de la Sierra Seca, son preciosas, ya que circulas por lo
alto de la sierra, teniendo vistas a las dos laderas. Mientras no dejo de pensar
dónde almorzaré, llego a Venda do Espiño, donde
no hay un lugar donde comer, poco después a Venda Teresa, y aquí
tampoco. Las vistas son maravillosas, dejando el enorme pantano de Portas
a la derecha. Poco despues llego a Venda Capela. Aquí me detengo
y leyendo la guía de los Amigos del Camino de Santiago de Sevilla, leo
textualmente:
"
... en la primera casa a la derecha, la señora Irene puede preparar algo
de comer al peregrino hambriento."
No
lo dudo, y me acerco a la que pienso puede ser la casa y, al estar la puerta
cerrada, llamo con un poco de verguenza, pero con un mucho de hambre. Me abre
una joven, que se queda mirándome interrogativamente.
Observo
tras la chica, y a través de la entornada puerta, veo a una nutrida familia
comiendo en un salón.
- Perdone,
me parece que me he equivocado, pero, ¿vive aquí la señora
Irene? Es que he leido que en alguna ocasión ha dado de comer a algún
peregrino. Comenté yo.
Rápidamente,
aparece tras la chica, una señora ya mayor, que me dice, entre castellano
y gallego:
- Pasa
hijo, pasa, que donde comen dos, comen tres.
Me presenta
a toda su familia, que están todos allí pasando el fin de semana
los unos (que viven en Ourense), y unos días los otros (que viven en
Asturias y Cataluña) y me lleva hasta la cocina, donde me ponen un plato
de caldo con fideos, pan y una botella de un riquísimo vino ( al menos
a mi me lo pareció), después un cocido de garbanzos con carne
y un café, todo esto amenizado con su charla, ya que se sento conmigo
a comer, y por la compañía de las nietas y nueras, picadas, seguramente,
por la curiosidad. Y todo por solo 5 euros.
Después
a continuar, alternando carreterín con caminos, siempre por la cima de
la sierra, gozando de bonitas vistas a las dos vertientes de la sierra, viendo,
en la vertiente de la derecha y a media ladera, las vías del ferrocarril,
entre túnel y túnel. Tras un descenso rápido y pronunciado,
llego a Campobecerros.
Entro
en el pueblo a la altura del cementerio, y me detengo a observar la imagen de
Santiago que se encuentra en la portada de la iglesia. A continuación
continuo, parándome en una cafeteria a tomar un café y a descansar
un rato. Al poco rato de estar allí, se me acerca un hombre ya mayor
y me da un rato de conversación:
- ¿De
dónde venimos? - me pregunta, curioso y con ganas de un rato de conversación.
- De
Paterna del Campo, en la provincia de Huelva. - Le contesté yo.
A partir
de aquí, comenzamos una conversación, que más parecía
un monólgo, ya que solo me daba tiempo a afirmar, y alguna vez, solo
pude asentir con la cabeza. Al cabo de un rato, tras tomar el café y
comprar una botella de agua fresca que vacié en la mochila de hidratación,
pude al fin, introducir una frase para decir:
- Bueno
amigo, lo siento mucho, pero he de continuar el camino. - Esperando una despedida,
pero ahora, el buen señor empezó a relatarme como era el camino,
y las veces que lo había hecho, por lo que, como pude le dejé
con la palabra en la boca, y salí rápidamente.
Salgo
y tras superar otra buena pendiente y un corto descenso, llego a Portocamba.
Aquí no paré, y saliendo por una carreterita en fuerte subida,
unos componentes de una brigada contraincendios, medio en broma, se ofrecen
a subirme hasta el alto en su "toterreno";
se lo agradezco, también en broma, y tras superar el alto, con una Cruz
y un "milladoiro", inicio un largo descenso (en 10 km se baja 600
m de altitud) entre pinares y bonitas vistas que me lleva hasta Laza.
Me
mandan a las oficinas de Protección Civil, que son los que tienen las
llaves del albergue, y al llegar allí, me encuentro con 5 peregrinos
a pie, que se encuentran esperando la chica encargada de la llave. Tras las
presentaciones de rigor (2 Alex, una chica llamada Fabiola, y otros dos peregrinos,
de los que lamentablemente no recuerdo sus nombres) y un pequeño rato
de espera, llega la chica y nos vamos al albergue. Éste está completamente
nuevo y muy bonito. Tras dejar la bici en un local habilitado para ello y como
lavandería, me ducho, hago la colada diaria y, tras descansar un rato,
bajamos todos juntos a cenar y tras esto, una llamada a casa y otra a mi hermana
Conchi y a la cama, ya que esta noche estoy tan cansado que no me quedan
fuerzas para escribir el diario.
Estando
en la cama, llegan 4 peregrinos, que al parecer por lo que deduje de sus conversaciones,
inician la peregrinación aquí.