Diario 1ª etapa

                        Jueves  01/07/04

         El despertador sonó a las 6,15 horas. Apenas he dormido en toda la noche, incluso hube de levantarme a tomar un relajante, ya que los nervios no me permitián dormir. Me ducho, me visto, tomo un vaso de leche (no me entra nada más) y recojo los últimos detalles. A la 7 está mi amigo y compañero Miguel en la puerta (va a compañarme durante un trecho y se vuelve antes de lo que quisiera, ya que ha de salir de viaje). Le digo que intente levantar la bici y cuando lo hace suelta una de sus típicas exclamaciones ( ¡hos...! ), sorprendido de lo que pesa, y esto a pesar de que he cuidado al máximo el equipaje. Me despedí de Inma, mi mujer, y nos pusimos en marcha.
                   Tomamos la carretera Escacena - Aznalcollar y los primeros kilómetros van cayendo en animada charla, hasta que llegamos al Cortijo del Negro; aquí Miguel se vuelve; nos despedimos un poco emocionados. Cuando me quedo solo , pienso en lo que me queda por delante, y me siento abrumado.
                    Llego a Aznalcollar y continúo hacia Gerena, la cruzo y poco después me encuentro a unos obreros trabajando en la carretera que me preguntan a dónde voy tan cargado y al contestarles cuál es mi destino se sorprenden enormemente.
                    Al llegar al cruce de la N-630 con la carretera de Guillena, me encuentro la primera sorpresa, la carretera está cortada al tráfico por obras; entro en una venta y allí me indican que la carretera está en obras, por lo que la circulación está prohibida, y es necesario dar un rodeo, cosa que no estoy dispuesto ha hacer, por lo que continuo por el arcén de tierra por donde circulan camiones y algún que otro coche particular. A las 9,45 h. entro en Guillena y en el Ayuntamiento presento mi credencial y me la sellan (por cierto, al revés). Bastante contento por mi primer sello, continuo y, antes de llegar al polideportivo me llevo una gran alegria al descubrir la primera "flecha amarilla", que después, en el camino, me resultarán enormemente tranquilizadoras.

                    Llego a la Venta situada en un cruce ce carreteras, donde tomo mi primer desayuno del cmino, y tras cruzar la carretera a Burguillos, entre unas naves localizo, no sin cierta dificultad por la falta de práctica, las flechas amarillas que me guián por buen camino. La cantidad de conejos tan grande que se cruzan en mi camino, me hacen acordarme de mi amigo y compañero de Eduardo (buen afcionado a los "conejos" y a la cacería).
                     El camino empieza a empinarse y a hacerse más duro; adelanto a un peregrino a pie, sentado a la sombra de una encina y lo saludo
                      - ¡ Buen camino!
                      Observo que me contesta en inglés y continuo.A medida que avanzo, el camino se pone intransitable con grandes piedras y enormes regatas que intento sortear con grandes dificultades, ya que aún no estoy acostumbrado a conducir con las alforjas y el gran peso que esto supone. Llega un momento que empiezo a intranquilizarme ya que dejo de ver las flechas, y esto unido al hecho de haber pasado varias cancelas, me hacen pensar que puedo haberme desviado del camino. Poco después, reaparecen. Llego al primer miliario de granito y observo que en su parte superior está casi lleno de pequeñas piedrecitas, colocadas allí por los diferentes peregrinos, y como mo podía ser menos, coloqué la mía y entre en la carretera; por ella adelanto a otros dos peregrinos y poco después entro en Castilblanco de los Arroyos (68,8 km).

                      Entro en el pueblo y veo un bar donde me tomo dos cervezas sin alcohol aconpañadas de unas aceitunas y de un vejete que me da una entretenida charla; tras hacer algunas compras, me voy al albergue (el primero). Allí encuentro varios peregrinos, la mayoría a pie y cuatro ciclistas (más tarde volveremos a coincidir y conoceré sus nombres Cati, Lourdes, Torren y Guiem). Tra suna refrescante ducha, me voy a dar una vuelta y a almorzar. Antes de las 3 de la tarde estoy acostado, y aunque no duermo me relajo hasta las 17,30 h. en que me levanto, recojo y mientras coloco las cosas en la bici los ciclistas mallorquines me preguntan por el camino (llevan la inutil guia de Juan Francisco Cerezo); les indico el camino y les dejo unas de mis fotocopias y tras rellenar mi mochila de agua, me pongo en marcha a las 18,30 h.
                       Los primeros km (unos 15) se hacen por una carretera tremendamente pesada y en contnuo ascenso, de tal manera que, cuando llegué a la entrada al Parque Forestal "El Berrocal", a la vista de la hora que era, el estado de mis piernas y la dureza de la subida al calvario, decido continuar por carretera y a las 21 horas estaba en el albergue de Almadén de la Plata (97 km).
              
 El albergue es muy bueno y su precio son 6 euros. Tras la refrescante ducha, salgo a cenar al bar Concha,donde me atienden magnificamente, me indican el camino para el día siguiente y me informan de que no es necesario pedir que abran la cancela de la finca Arroyo Mateos, ya que ultimamente está siempre abierta; cuando vuelvo al albergue, me encuentro de nuevo con los cuatro ciclistas mallorquines. Han llegado completamente de noche y me informan que lo han pasado muy mal en la subida al calvario. Charlamos un rato sobre el camino del día siguiente y a las 23,30 estaba acostado.

                                               
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